Las zonas que más sufren los efectos de las bajas temperaturas son aquellas mas expuestas, como el rostro y las manos. Para cuidarlas como es debido, conviene que utilicemos cremas hidratantes y con factor de protección solar, sobre todo si practicamos deportes al aire libre. Los labios también son vulnerables al frío y pueden resecarse hasta grietarse. Hay que evitar humedecerlos con saliva cuando están resecos, pues este gesto produce una irritación adicional. Un protector labial hidratante les aporta los cuidados necesarios.
El frío exterior nos anima a entrar en calor al llegar a casa y ducharnos con agua caliente. Sin embargo, hay que tener cuidado con la temperatura del agua, pues los baños excesivamente calientes y prolongados retiran el manto hidrolipidico, la capa natural protección de la piel. Lo ideal es hacerlo con agua tibia y no ducharse mas de una vez al día, ya que hacerlo a menudo aumenta la deshidratacion de la piel. Tras la ducha o el baño es importante aplicarse una crema hidratante corporal, prestando especial atención a las zonas mas secas, como los codos y las rodillas.
Del mismo modo, conviene evitar, en la medida de lo posible, los cambios bruscos de temperatura, pues aumentas la aparición de pequeños vasos sanguíneos dilatados y antiestéticas rojeces. tanto en casa como en el trabajo, lo ideal es mantener la calefacción a 20º o 22º.
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