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La vulvovaginitis, una afección frecuente en la vida de la mujer

La vulvovaginitis es la inflamación de la vulva y la vagina que aparece cuando hay un cambio en el equilibrio de las bacterias o levaduras que normalmente se encuentran en la mucosa vaginal.
Como consecuencia, el pH vaginal se altera, disminuyendo la acidez idónea que le permite ejercer adecuadamente su función protectora y dejando a los órganos genitales más expuestos a posibles agresiones.
La vulvovaginitis es una afección muy frecuente, sobre todo en la infancia. De hecho, representa un 25% de las consultas en ginecología pediátrica. También es común en las mujeres post-menopáusicas, ya que la falta de estrógenos produce una mucosa vaginal delgada, especialmente vulnerable, así como la presencia de un pH alcalino, lo que favorece la proliferación de microorganismos.
Asimismo, la fase lútea del ciclo menstrual (desde la ovulación hasta la llegada de la menstruación), el embarazo, los anticonceptivos orales, los antibióticos, los productos de higiene íntima inadecuados, una vida sexual activa y enfermedades como la diabetes hacen más susceptibles a las mujeres a sufrir vulvovaginitis.

"La infancia y la menopausia son etapas de la vida en las que las mujeres son especialmente vulnerables a las vulvovaginitis."
A todo ello, cabe tener en cuenta que la proximidad de los orificios vaginal y anal en la anatomía femenina facilita que los gérmenes presentes en el ano puedan propagarse a los genitales y contaminarlos.

De este modo, las principales causas de la vulvovaginitis son las infecciones, que también pueden ser de transmisión sexual. Sin embargo, hay vulvovaginitis que tienen un origen alérgico, irritativo, hormonal o traumático.
Por su parte, el uso de un dispositivo intrauterino (DIU) o enfermedades de la piel como la dermatitis atópica y la psoriasis pueden desencadenar esta inflamación de los genitales femeninos.
Los principales síntomas de la vulvovaginitis son los cambios en las secreciones vaginales, el picor, la escozor y la sequedad en la zona íntima, así como el dolor al orinar o en las relaciones sexuales.

Consejos para prevenir las vulvovaginitis


  • Hay que limpiarse siempre de delante hacia atrás y no al revés, después de ir al baño. De este modo, se evitará el arrastre de gérmenes de la zona anal a la vulvovaginal. En la vulva, hay que separar los labios para que no se queden sin limpiar las zonas de los pliegues. Esto es especialmente importante en el caso de las niñas, por lo que los padres deben ayudarles a adquirir este hábito.
  • Utilizar geles íntimos neutros que no irriten ni alteren el pH de la mucosa vaginal.
  • Evitar las duchas vaginales, ya que arrastran la flora normal de la vagina y esto hace que el mecanismo de protección natural de la mucosa quede disminuido. También están desaconsejados los baños, el uso del bidet y el empleo de esponjas.
  • Usar ropa interior de algodón y pantalones no excesivamente ajustados.
  • Retirar los tampones por las noches. De este modo, se evitará el riesgo de utilizarlos demasiadas horas u olvidar que se están usando, un hecho no infrecuente.
  • Evitar las prácticas sexuales orogenitales.

Al poder tener diferentes causas, no hay un único tratamiento para la vulvovaginitis y este tan solo se podrá determinar después de un diagnóstico médico.
Por esta razón, ante la aparición de cualquier síntoma de vulvovaginitis, hay que acudir al ginecólogo.

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